Antes de lanzar una nueva identidad comercial, registrar un nombre o defender una marca ya posicionada, es fundamental conocer qué es una marca renombrada y qué beneficios legales puede aportar.
En el entorno empresarial actual, donde la reputación de una marca influye directamente en la competitividad, lograr el estatus de marca renombrada supone acceder a una protección especial frente a usos no autorizados, imitaciones o registros similares, incluso fuera del sector habitual de actividad.
Entonces, ¿qué se considera una marca renombrada y por qué tiene un tratamiento jurídico tan singular?
Una marca renombrada es aquella que ha conseguido un nivel de conocimiento elevado entre el público general. No se trata solo de ser conocida dentro de un nicho de mercado, sino de que su nombre, logotipo o identidad sean reconocidos más allá del sector al que pertenece.
Por ejemplo, marcas como Zara, Mahou o Telefónica son identificables incluso por quienes no consumen sus productos o servicios. Esa popularidad generalizada justifica que reciban una protección jurídica reforzada, superior a la de una marca convencional.
Hasta 2018, el ordenamiento español distinguía entre dos categorías: la marca notoria, conocida dentro de su sector específico, y la marca renombrada, que era reconocida por el público general.
Por ejemplo:
Tras la entrada en vigor del Real Decreto-Ley 23/2018 y la posterior Ley Orgánica 1/2025, esta distinción desaparece, quedando unificado el concepto bajo el único término legal de marca renombrada. Desde entonces, todas las marcas con notoriedad relevante se consideran renombradas, y acceden a la misma protección legal.
La Ley de Marcas, tras su reforma por la Ley Orgánica 1/2025, regula la protección de la marca renombrada en su artículo 8.1.
Según este precepto, no puede registrarse un signo similar a una marca anterior renombrada, aunque se trate de productos o servicios distintos, si ese registro pudiera generar una ventaja desleal o dañar la reputación o el carácter distintivo de la marca anterior.
Este enfoque permite proteger el valor intangible del renombre, más allá de la clase o sector para el que fue registrada la marca en un principio.
La principal ventaja de una marca renombrada frente a una marca ordinaria es que no se limita al principio de especialidad. Es decir, su protección abarca cualquier clase de productos o servicios, aunque no tengan relación con los originales.
Esto permite al titular de una marca renombrada:
La ley protege tanto el uso idéntico como el uso similar cuando exista un riesgo de aprovechamiento injusto o de perjuicio a la reputación de la marca renombrada.
Sí. Una de las características fundamentales de la marca renombrada es su protección extraclase. Esto significa que su defensa no se limita a los productos o servicios que originalmente distinguía, sino que se extiende a cualquier otro campo de actividad.
Por ejemplo, si una empresa intentara registrar un signo similar a Mahou en el sector tecnológico, podría encontrarse con una oposición fundada, aunque los productos no sean parecidos.
Para que esta protección sea aplicable, deben cumplirse ciertos requisitos:
Algunas de las marcas que han alcanzado el estatus de marca renombrada en España son:
· Zara
· El Corte Inglés
· Mahou
· Telefónica
· Valencia CF
· Iberia
· Tous
Estas marcas no solo destacan por su trayectoria comercial, sino por su presencia constante en la vida cotidiana, su difusión publicitaria y su fuerte posicionamiento en la mente del consumidor.
Un hito clave en la protección de la marca renombrada fue la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en el asunto C-375/97, General Motors v. Yplon.
Allí se establecieron los criterios que deben valorarse para considerar una marca como renombrada:
En España, tras la reforma de 2025, la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) tiene competencia directa para resolver procedimientos de nulidad y oposición, lo que facilita la defensa ágil de los derechos de una marca renombrada.
Lograr que una marca sea reconocida como marca renombrada no solo supone un éxito empresarial, sino también una ventaja jurídica clave.
Esta figura permite proteger la marca más allá de su clase, defenderse frente a terceros que quieran aprovechar su reputación, y mantener intacta la identidad corporativa construida con años de esfuerzo.
En el actual contexto de competencia global, consolidar una marca como renombrada es una estrategia de alto valor añadido. La ley española reconoce esta realidad y ofrece los instrumentos legales necesarios para salvaguardar ese activo.
Puede que tengas entre manos una marca renombrada. Evaluar su situación y protegerla adecuadamente puede marcar la diferencia entre mantener el control… o perderlo.
