Herencias: qué implica aceptarlas y cómo hacerlo

17/09/2025

¿Aceptar o no aceptar una herencia? Una decisión que no deberías tomar a la ligera

Cuando fallece un familiar o una persona cercana, no solo se abre una etapa emocionalmente difícil. También comienza un proceso legal en el que hay que tomar decisiones importantes. Una de ellas, quizás la más decisiva, es la de aceptar o rechazar la herencia.

Aunque mucha gente cree que heredar es automático, lo cierto es que nadie se convierte en heredero hasta que acepta la herencia. Y esa aceptación no es siempre conveniente. Porque aceptar implica, también, hacerse cargo de posibles deudas del fallecido.

Aquí te contamos todo lo que debes saber antes de aceptar una herencia: qué significa, cómo se hace, si hay plazos, qué pasa si no decides a tiempo, y qué consecuencias puede tener aceptar sin pensar.

¿Qué significa realmente aceptar una herencia?

Aceptar una herencia es manifestar, de forma voluntaria, que quieres asumir lo que otra persona ha dejado al morir: sus bienes, derechos... y también sus deudas. Es un acto personal que no se comparte con otros herederos ni requiere su aprobación.

Solo cuando aceptas pasas a ser heredero con todas las consecuencias. Pero no significa que, desde ese momento, seas ya titular de los bienes: eso llega más adelante, con la adjudicación y el reparto.

Una cosa importante: no se puede aceptar la herencia a medias. No puedes quedarte con el dinero y dejar las deudas. La aceptación es total: todo o nada.

¿Es obligatorio aceptar una herencia?

No. En ningún caso estás obligado a aceptar una herencia. Es un derecho, no una obligación. Si no te interesa —porque hay más deudas que bienes, o simplemente porque no quieres asumir ciertas cargas— puedes rechazarla.

Es más, la ley reconoce expresamente que tanto la aceptación como el rechazo son decisiones libres, y que se basan únicamente en la voluntad del llamado a heredar.

¿De qué formas se puede aceptar?

Hay dos maneras de aceptar una herencia: de forma pura y simple, o con beneficio de inventario. Y la diferencia entre una y otra puede ser enorme.

Aceptación pura y simple

Es la opción más común. El heredero acepta todo lo que hay en la herencia: los bienes, pero también las deudas. Y si esas deudas son mayores que los bienes heredados, deberá pagar con su propio dinero.

Esta aceptación puede hacerse:

  • Expresamente, por escrito, ante notario o mediante un documento privado.
  • Tácitamente, cuando se hacen actos que suponen claramente la voluntad de aceptar, como vender un bien heredado o pagar una deuda del fallecido con dinero de la herencia.

Aceptación a beneficio de inventario

Esta forma está pensada para quienes tienen dudas sobre si les conviene heredar. El heredero acepta, pero limitando su responsabilidad: solo responderá de las deudas hasta donde alcancen los bienes heredados. Es decir, su patrimonio personal queda protegido.

Eso sí, esta modalidad exige hacer un inventario completo y oficial de todo lo que forma parte de la herencia. Y como puedes imaginar, eso supone más trámites, más tiempo y más costes.

¿Cómo se acepta una herencia?

La aceptación puede hacerse de varias formas, pero la más habitual es acudir al notario. Allí se redacta una escritura pública de aceptación, y si hay varios herederos, se puede aprovechar para repartir los bienes.

En los casos de aceptación a beneficio de inventario, también será el notario quien supervise el proceso, garantizando que se cumplan todos los pasos: inventario, tasaciones, publicaciones, notificaciones…

También se puede aceptar mediante documento privado, o incluso de forma tácita, como decíamos antes. Pero hay que tener cuidado: algunos actos que parecen inocentes pueden interpretarse como aceptación. Por eso, si no lo tienes claro, lo mejor es consultar antes de hacer nada.

¿Hay un plazo para aceptar o rechazar la herencia?

Aunque en teoría no hay un plazo fijo para aceptar, sí que hay reglas que conviene conocer.

Desde el momento del fallecimiento, deben pasar al menos nueve días antes de que alguien pueda obligarte a decidir. A partir de ahí, cualquier interesado (otro heredero, un acreedor...) puede pedir al notario que te requiera para que aceptes o rechaces.

Este requerimiento se llama interpellatio in iure. Y cuando se recibe, empieza a contar un plazo de 30 días. Si en ese tiempo no respondes, la herencia se entiende aceptada de forma pura y simple, y perderás el derecho a acogerte al beneficio de inventario.

Además, si dejas pasar el tiempo y nadie te requiere, el derecho a aceptar prescribe a los 30 años. Pero cuidado: los impuestos no esperan tanto, y los acreedores pueden actuar antes.

¿Qué pasa si no digo nada?

Quedarse en silencio no siempre es buena idea. Si no aceptas ni rechazas, y alguien te insta a decidir —por ejemplo, mediante ese requerimiento notarial—, tienes 30 días para actuar. Si no lo haces, la ley entenderá que aceptas la herencia sin condiciones.

Y eso puede ser un problema muy serio si la herencia incluye deudas. Porque a partir de ahí, podrías tener que responder con tu propio patrimonio.

Por eso, incluso si no sabes todavía si te conviene heredar, lo más prudente es actuar a tiempo y, si procede, aceptar con beneficio de inventario.

¿Se puede aceptar lo bueno y rechazar lo malo?

No. El Código Civil lo dice claramente: la herencia se acepta o se rechaza en su totalidad. No se puede hacer una aceptación parcial.

Si quieres protegerte de las deudas, la única alternativa legal es la aceptación a beneficio de inventario, que permite separar lo heredado de tu patrimonio personal. Pero hay que pedirlo expresamente, y dentro de los plazos establecidos. De lo contrario, perderás ese derecho.

¿Dónde se tramita todo esto?

Aunque algunas formas de aceptación pueden hacerse en documento privado, lo más habitual y seguro es acudir a una notaría. Allí se puede formalizar la aceptación, hacer el inventario (si optas por la aceptación limitada), repartir los bienes y pagar los impuestos.

Los trámites pueden variar dependiendo de si hay testamento, si hay varios herederos o si hay bienes inmuebles. En cualquier caso, es muy recomendable contar con asesoramiento profesional.

No olvides que aceptar una herencia también implica pagar el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, y posiblemente la plusvalía municipal, entre otros gastos.

En resumen

Aceptar una herencia es una decisión importante. No es un simple trámite, y sus consecuencias pueden acompañarte durante años. Heredar no siempre es una buena noticia. Y muchas veces, es mejor analizar la situación con calma antes de decidir.

Si estás en esa situación, no te precipites. Infórmate, pide ayuda si lo necesitas y valora bien qué tipo de aceptación te conviene. Porque cuando se trata de herencias, lo que no se decide, también se paga.